martes, 28 de junio de 2011

No era un martes de resurrección pero...

Hoy decidí arreglar mi existencia. Hoy martes entendí que aun tengo oportunidad de salvar el noveno año olímpico. No debo olvidar que empecé con viaje a Brasil. Quede afectado por la crisis económica que colmaron mis días de preocupaciones y los cielos grises que pasmaron mis más bellos horizontes. Cumplí 35 años mi hijo cumplió 12… Entre en un valle desierto en donde un camino recto sin fin se traza. Camino, otros días corro, llega un momento en que me hinco y no me atrevo a mirar el camino. Se a donde voy, sin embargo…

Hoy decidí discutir la existencia con el Gremio de los Monstros. No están nada contentos de estar suprimidos. Valoran el gran logro físico que he conseguido pero no obstante me han exigido mejores experiencias. El dinero es escaso pero la experiencia en Jerusalén puede extra ponerse como aquel gran evento que fue cuando recién llegue. Faltaban cinco dólares en el bolsillo para comprar un café y unas galletas oreo y leer. ¿Qué me hacia diferente al chico de hace 8 años? ¿Aquel tío que se iba con sus libros de filosofía a los cafés, aquel auto-didáctico que se esmeraba a conocer un mundo que nadie se atrevía a saber, aquel pajudo que emulaba a Borges?

Sabía que no había muerto porque seguía sintiéndome como un hombre terco, testarudo, aferrado a crear un método para el mejoramiento del Ser. Tenía un enfoque distinto era todo, pero añoraba ser aquel tipo simple y estudioso. No lo sabía todo, pero sabía que el arma del nihilismo era desvalorizar todo así que seguía de ignorante.

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