jueves, 22 de septiembre de 2011

Como Alex Lora en una estacion del ADO


Estoy sentado dentro una estación de autobuses sin ninguna opción. Llegaba a Mérida ignorando las distancias entre Playa del Carmen y la capital. Una breve platica con el taxista más o menos me desdeño mi porvenir. No fue hasta que comprando el billete de autobús recibí las malas noticias que el próximo ómnibus a Playa del Carmen salía hasta las 11:45 PM, precisamente seis horas tendría que esperar. Pensé las barbaridades necesarias mientras miraba hacia el vendedor de boletos, torcí la boca, compre el billete y tuve que hacer chile con la cola. Agarrar un taxi me parecía absurdo después de todo la espera me venía bien. 

A veces olvido las cosas más fundamentales como la calidad de estar solo en una sala de espera rodeado de extraños.  Tenía claro que la estación de autobuses no era tan glamorosa como la de un aeropuerto, pero gozaba de una soledad.  Quizá estaba un poco desacostumbrado de la leprosidad de la gente común y corriente. Ellos tenían más derecho de estar aquí que yo. Me molestaba que se sentaran alado de mi o que me miraran detenidamente como si fuera un bicho raro.  Incomodo me levantaba y deambulaba de un lado u otro hasta encontrar otro rincón lejos de sus miradas. Ahí volvía a retomar mi lectura y olvidar las seis largas horas que debía esperar. 

Telefonee a la amiga Ardilla para contarle el sucedido. No sería hasta mañana la fecha de mi arrivo, esto si me iba bien. Un error garrafal no haber investigado en cual playa tenía su escondite. Me imaginaba que estaba a una distancia razonable del aeropuerto y podríamos empezar a gozarla esta noche. Podia lamentarme toda las seis horas, pero ni tenia energias para tal proceso mental. Ya esta loco, mi suerte estaba hecha en la estación de autobuses ADO.  Igual como mencione anteriormente gozaba de la soledad y las actividades necesarias para desparecer las seis horas de espera. 

Aun tenía en duda lo que haría en dentro del pulman.  Me dormiría escuchando música o simplemente de aburrimiento. Tenía años que no viajaba en un ómnibus en territorio nacional, así que me reservaba el derecho de la duda. Sabia de ante mano que no era el ADO Deluxe or GL, era un primer clase que igual podria tener equipo de sonido y bebidas. Ya estas alturas lo mejor seria quedarse bien dormido. Igual la espera más difícil estaria atrás y dentro del autobús por lo menos sabía que me dirigía a mi siguiente destino.

#ivnhesque   

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