domingo, 2 de octubre de 2011

Porque así es la vaina mi amol…


Estoy en un estado de lombriz apachurrada, con la cabeza de un lado a otro deambulo la mirada por los marcos de las ventanas. El cielo vuelve a estar arriba de mí. Con suspiros comienzo a jalar el malhumor desde mis entrañas. Poco a poco mis ojos van perdiendo el brillo, mi alma comienza a buscar el rincón más oscuro. Mis ojos comienzan a recuperar su fuego interno.

Me habla una voz familiar. La opresión de siempre, mi castigo hecho vicio sexual, la sombra que me persigue y a la que muchas veces termino abrazado.

Vuelvo mi mirada hacia la penumbra y encuentro mi rincón predilecto. Mañana—pienso—encontrare todo tal como lo deje, bastara ponerme en medio para que todo inicie de nueva cuenta. Por años me ha aferrado a alterar el tiempo, a enfermar la cotidianidad con mi terqueza, a disipar los minutos en momentos totalmente impredecibles. Igual mañana, igual mañana el reloj se volverá burlar, el calendario me presumirá que está ya en octubre y el viento me anunciara que tiene dos semanas llevando de un lado para otro el otoño. ¿Y yo? Suspirare mis deseos de seguir existiendo por lo más alto. Me escapare una y otra vez hasta que sentirme satisfecho. Quizá este mucho tiempo fuera de servicio, pero tengo fe que todo volverá a funcionar tal y como no debe ser.

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