lunes, 1 de agosto de 2011

Eran días calorosos y seguía sin aventura a la distancia PERO

El verano estaba en full swing y yo cada día más conforme. Tenía a los monstros quietos bajo el poder de la promesa “de que algún día”. No tardarían en despertarse y carcomer todo a mi alrededor. Mi intención era ganar tiempo, ahorrar dinero y en el momento preciso desafiar ésta vaina de la que era parte. En el ámbito físico seguía en mi Enterprise de romperme los huesos. El #crossfit de puta madre, en la bicicleta a full, y pues es la dieta con sus inconvenientes de siempre. SIN EMBARGO PEOPLE… el plano literario tomo un poco de aliento este último fin de semana. Me tire 30 páginas en un solo día de la novela de Bartolini y adopte un libro de filosofía contemporánea. Así como alguna vez hice, me tire una caminada hacia la casa del libro usado y busque entre los huérfanos fascículos uno capaz de decirme “cómprame y llévame a casa”. La compra de este tal filosofo Taylor me llevo a recordar viejos instantes del que alguna vez fui. Una vez adentrado en la tesis del “social imaginative” y tal, me di cuenta que soy un filosofo que utiliza el conocimiento de otros para una dialéctica y consecuentemente validar mi sistema de conocimiento. En realidad todo este ejercicio literario e intelectual me dejaron contento y mirando hacia adelante. Había acertado en abrir libros y perderme entre sus líneas. Volver a descubrir el tío que fui en aquel entonces y que mal o bien dio bastantes frutos de los que ahora como en plenitud. SIN EMBARGO… toda la ganancia de aquellos días de conocimiento puro se acabarían y creo que era momento de empezar a retro-alimentar mi mente con el nuevo conocimiento para poder entender la decadencia de la humanidad.

Eran días calorosos y seguía sin aventura a la distancia o fecha para vacaciones. Estaba colmado de protocolos, me la tenía que bancar no tenía otra opción pero sabia que llegaria el momento adecuado.

#ivnhesque

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