Mis niveles de conformidad estaban a la alza. Me vendría bien comprarme una casa y casarme con la primera buena mujer. La resignación empezaba a involucrarme más con la vida diaria y sin chiste. Tenía el compromiso de noviembre, un viaje asegurado que debía empezar a planificar si quería lograr algo. En realidad no quería volver a ciudades en donde ya estuve. Tampoco me parecía conveniente encontrarme con conocidos para convivir. En realidad necesitaba un viaje solo con situaciones beligerantes, y éste dichoso evento no tenía la manera de ocurrir.
La novena Olimpiada llegaba a su fin y me resignaba cada vez mas al hecho de vivir una vida tranquila con exigencias físicas para lograr por lo menos una condición física envidiable. Al fin y al cabo me especializaba a transformar las situaciones adversas en algo positivo aunque muriera por viajar a algún lugar nuevo. Todos viajaban menos yo, pero bastaba seguir en mi rollo y esperar.
#ivnhesque